EL SECTOR ALFOMBRA Y MOQUETA EN CREVILLENTE.

Historia y evolución

El arte de la alfombra llegó a Europa a través de la España musulmana, donde la ocupación morisca ejerció su influencia sobre los artesanos autóctonos, al tiempo que ellos mismos instalaban  sus talleres en las tierras conquistadas.

Aunque en un principio fue en Andalucía donde más se extendió este tipo de manufactura, pronto florecieron telares en otros lugares de la Península, difundiendo el arte de la alfombra durante la Reconquista y las cruzadas por todo el Occidente cristiano.

Desde principios del siglo pasado dos circunstancias afectan a la industria de la alfombra en España. Por un lado, la mecanización se  implantó totalmente en el sector, a excepción de algunos centros de producción artesanal que aún siguen funcionando. Por otro lado, una vez superado el prejuicio que nos había inducido a considerar la alfombra como un objeto exclusivamente apropiado para países fríos, ésta se consolida claramente como un objeto de consumo de gran importancia dentro de las necesidades de decoración de los hogares.

Crevillente es actualmente el centro de producción de alfombras más importante de España

Crevillente es actualmente el centro de producción de alfombras más importante de España, y aunque el verdadero desarrollo de su industria se ha producido a partir de 1920  sus orígenes se remontan a los tiempos de la ocupación morisca, e incluso se afirma que en realidad arranca de la época romana, cuando las necesidades imperiales de manufacturas de esparto propiciaron la aparición de la producción artesanal.

Sin embargo, la primera noticia documentada de la existencia de esta artesanía es muy posterior, concretamente del año 1411, cuando un convenio entre pueblos concedía a los habitantes moros de Crevillente el permiso para segar el junco de las zonas pantanosas del Vinalopó y el Segura, destinado sin duda a la fabricación de esterillas.

La influencia morisca se acentuó durante los siglos posteriores, de tal modo que la tradición artesanal quedó profundamente arraigada en la población, lo que supondría un dominio del sector textil que fue sin duda decisivo para la gran explosión industrial actual.

Historia década a década

Durante los años veinte del pasado siglo, y a raíz de la aparición de los telares mecánicos, se produce la transformación de la industria de esteras de fibras duras en modernas alfombras de lana. Las mayores empresas actuales tienen su origen en  esta década como empresas familiares, pero su expansión es posterior a los años cuarenta, y en muy buena medida, fruto de la favorable coyuntura de los años sesenta.

 

De este modo, aparecen en los libros de Matrícula del año 1924 la empresa Alfombras Universal  con cuatro telares manuales y la empresa Alfombras Imperial con un telar manual. Cabe reseñar, que la empresa con más tradición alfombrera es Hijo de Augusto Mas,s.l., cuya primera generación fundó la empresa en 1823.

En la década de los treinta aparece una clara línea de expansión posibilitada por la adquisición de  telares mecánicos, pero es en los años sesenta cuando se inicia la verdadera modernización de maquinaria con la importación de telares automáticos procedentes de 

Bélgica e Inglaterra. Esta renovación técnica coincide con una demanda desenfrenada provocada por el ¡boom! económico de la época, gracias a la cual Crevillente conoce sus mayores cotas de expansión.

Este crecimiento se extiende hasta la década de los ochenta.

 

A partir del año 1989, el sector comienza a sufrir la crisis más profunda jamás atravesada, provocada por la coincidencia de la apertura total a mercados exteriores y la crisis de consumo interno. Todo ello genera  el cierre de empresas tradicionales y emblemáticas y la aparición de resultados negativos en las cuentas de explotación de otras empresas.

A su vez, este ambiente negativo se intensifica con la aparición de pequeños talleres, procedentes del cierre de estas grandes empresas, sin formación empresarial y con un desconocimiento total de las diferentes áreas en que se sostiene una empresa.

Su preocupación es únicamente la venta, olvidándose de costes y márgenes, apoyándose como gran aliado en la economía sumergida.

Este sistema emergente aún genera mayores dificultades para el resto de empresas, ya que junto a la fuerte competencia procedente de países desarrollados, como Bélgica, se suma la propia competencia interior.

Sin embargo, el sector aún afrontaría otros obstáculos, procedentes de países orientales, y concretamente a través de la alfombra manual.

Este producto siempre ha convivido con la alfombra mecánica fabricada en España, orientado a estamentos de consumo muy diferentes y perfectamente compatibles.

Paralelamente, y coincidiendo en fechas, comienza una verdadera masificación de las importaciones de producto manual de baja calidad, donde los márgenes de beneficio que generan provocan una fiebre en la oferta del producto, abandonando en la propia cadena de distribución el producto mecánico español.

Esta introducción de producto manual de baja calidad es posible por varios motivos. En primer lugar, y como se ha referido anteriormente, por la motivación del distribuidor.  En segundo lugar, por el carácter exclusivista del consumidor español ya que en esos años, el artículo de importación precedía en el nivel de preferencias al nacional. Y, en tercer lugar,   por la escasa cultura de alfombra que existe en este país.

Con todo ello y durante estos años,  las empresas realizan un gran esfuerzo, de tal forma que en 1.994 los niveles de producción se incrementan respecto al año anterior, rompiendo con ello la tendencia bajista de los últimos 4 años.

Los años posteriores generaron, de nuevo, incrementos tanto en producción como en exportación, destacando los años 1.999 con un crecimiento superior al 8% y 2.000 con más del 20%. Esta situación se mantuvo durante el primer semestre de año 2001 obteniendo un crecimiento del 19%.

 

Ello viene provocado principalmente por la apertura de mercados exteriores así como por un ligero repunte de la demanda interna.

 

Con este mismo signo transcurren los años sucesivos, de tal forma que en 1.996 se alcanzan los niveles de producción anteriores a la crisis.

 

El año 1.997 finaliza con un nivel de exportación similar al año anterior. Sin embargo, este dato aparentemente negativo genera una doble lectura, ya que el mismo viene provocado por la recesión de los mercados asiáticos, principalmente Japón, el cual hasta la fecha se había convertido en el tercer destino de las exportaciones del  sector. Este mercado generó una caída de este índice de un 12% en 1.997. Por tanto, el esfuerzo realizado por las empresas durante este ejercicio fue realmente importante, ya que suplió esta disminución con incrementos en destinos tradicionales así como en nuevos mercados.

A partir de Septiembre de 2001 la coyuntura internacional varió radicalmente, sumiendo a los consumidores en una auténtica incertidumbre, apostando por el ahorro y olvidándose del gasto. Con ello la demanda se resintió fuertemente cayendo en un solo año más de un 25%, aliviado únicamente por el último semestre de 2002 que permitió que el año 2002 mantuviera un crecimiento del 2% respecto al año anterior.

 

En los años sucesivos, 2003 y 2004 la escena internacional vuelve a cambiar radicalmente y en este caso generada por el lado de la oferta por la irrupción en el mercado de China, Turquía y Egipto quienes desbancan a los países suministradores tradicionales gracias a una feroz competencia derivada de condiciones muy privilegiadas, situación que se agrava en 2005 por la apertura de fronteras para todos los países de la OMC, incluido CHINA.

 

Después de tres años de la liberalización de fronteras parecía que el flujo de la corriente importadora había vuelto a su canal tradicional, superando la fuerza inicial del atractivo económico asiático para refugiarse en la confianza de los proveedores occidentales.

 

Desde finales de 2008 la escena internacional vuelve a sufrir una convulsión, en este caso por los desajustes económicos-financieros, generando una de las mayores depresiones del último siglo. Esta situación afecta de forma especial a España, la cual se ve agravada por una profunda crisis interna.

 

Este nuevo escenario afecta muy negativamente a los sectores tradicionales, muy especialmente al sector textil y más concretamente a la alfombra y moqueta.

La tendencia vuelve a modificarse y desde finales del ejercicio 2009, pero fundamentalmente en 2010, la demanda internacional se recupera con fuerza principalmente debido al crecimiento relevante tanto de economías emergentes (China, India, Rusia, Brasil y Cono Sur) como de importantes países líderes, como Estados Unidos, Alemania y Francia, lo cual coincide con una reducción vertical de la demanda española provocada por una profunda recesión que se extiende de forma pronunciada hasta 2013.

El ejercicio 2011 se caracteriza por los recortes que la mayoría de economías internacionales realizan en el lado del gasto y la inversión para aplacar las consecuencias de la crisis de deuda que afectan a muchos países, y fundamentalmente del Sur de Europa. Esta nueva coyuntura sumada al recrudecimiento de la situación en el mercado doméstico suma más dificultades, si cabe, al entorno.

El año 2012 manifestó la clara importancia del sector exterior y la capacidad de las firmas del sector para adaptarse a estas circunstancias, logrando incrementar en un 22% las exportaciones desde la provincia de Alicante.

Esta tendencia se consolidó durante 2014, donde los se alcanzó un incremento del 22% respecto del año anterior, en 2015, un aumento del 12,6%,  en 2016 del 9,9%, en 2017 de un 11,6% y en el año 2018 un 17%. Sin embargo, este crecimiento tan acelerado se frenó en 2019 fundamentalmente derivado de los conflictos geopolíticos. De hecho, en diciembre de 2018 el  sector ya empezó a vislumbrar un cambio de tendencia, confirmándolo en todos sus extremos durante el primer trimestre de 2019. Finalmente, dicho ejercicio cerró con un ligero aumento del  2,9%, lo que situó el porcentaje de incremento de los últimos siete años en el 160%.

El año 2020 supuso un punto de inflexión dadas las trágicas circunstancias vividas a nivel mundial en general y en España en particular, con la declaración de la pandemia de la COVID19. Las circunstancias económicas de esta relevante situación sanitaria, que ha provocado millones de muertos a escala internacional y más de 140.000 en España, son muy preocupantes, con una drástica caída del empleo, de la demanda, de la actividad económica, del PIB, de la renta de la población y un aumento del déficit  y de la deuda pública nacional hasta límites desconocidos hasta la fecha. Sin embargo, con todo ello, el nivel de las exportaciones del sector alfombra y moqueta en la provincia de alicante descendió únicamente un 0,2% en 2020, lo que denota el esfuerzo de las empresas y su posicionamiento en los mercados exteriores, cifras que no siguieron la misma dinámica en el mercado nacional ya que la merma de actividad del conjunto del sector en 2020 se cifró en un notorio 19%, no pudiendo compensar las cifras esperanzadoras que generaron las exportaciones, lo cual mermó significativamente los recursos de estas compañías.

Por tanto, si todos estos vaivenes del mercado en años anteriores condicionaron los flujos comerciales y los niveles de producción, la circunstancia que golpeó el mundo desde marzo de 2020, por la pandemia del CORONAVIRUS COVID-19, no tiene precedentes. Como se indicaba, a la tragedia sanitara y humana, evidentemente prioritaria, le siguió un colapso económico provocado por la paralización de la actividad, generando en España una reducción del PIB del 11% lo que conllevaría a incrementar rápidamente la tasa de desempleo  hasta  los 3,2 millones de personas, todo ello sin incluir cerca de 1,5 millones de personas en ERTES y cerca de un millón de autónomos sin actividad. Esta reducción de la demanda interna junto a una caída del consumo internacional por este mismo escenario generó un año 2020 sin precedentes.

El escenario en 2021 fue peculiar ya que, si bien, en el primer semestre de 2021 mejoró considerablemente una parte del mercado, fundamentalmente el canal online y el comercio internacional, el segundo semestre estuvo caracterizado por una reactivación del canal contract (sector que absorbe el mayor volumen de los intercambios comerciales, hoteles, restaurantes, administraciones públicas, etc) alcanzando un incremento de actividad anual del 30% respecto del ejercicio anterior y un 9% respecto a 2019. A pesar de suponer cifras muy llamativas y alentadoras, la decepción fue considerable dado el fuerte incremento de los costes empresariales, generados por el galopante aumento de los precios de suministros, especialmente energéticos, materias primas, logística y otros aprovisionamientos, reduciendo los márgenes a la mínima expresión e incluso incurriendo en pérdidas.

Estos antecedentes se vieron agravados a partir de finales del mes de febrero de 2022 con la invasión de Ucrania por parte de Rusia, acelerando los ratios negativos que ya anunciaban el principio de una crisis de consumo generada por la alta inflación de origen sumándose una mayor dosis de inestabilidad y desconfianza de los mercados.

Aún con todo ello, se ha puesto de manifiesto el esfuerzo del sector empresarial de la alfombra y moqueta para poder adaptarse a los cambios del entorno, por muy desfavorables que sean, cubriendo la demanda de mercados con hábitos de consumo y necesidades tan distintas, sustituyendo las pérdidas de negocio de parte de ellos con la consolidación en otros e, incluso, la apertura de nuevos.  Precisamente este compromiso empresarial por la innovación, diferenciación, especialización, personalización, digitalización, sostenibilidad y adaptación a las necesidades del cliente es el que ha permitido en los últimos diez años transformar el sector y conseguir estas cotas de exportación, posibilitando,  a su vez, que esta realidad actual castigue en menor medida sus cifras de negocio.